SIGUE LA RACHA DE PREMIOS CON EL MAR TRAS LAS PESTAÑAS

SIGUE LA RACHA DE PREMIOS CON EL MAR TRAS LAS PESTAÑAS

Siguen los éxitos literarios para el escritor de Viladecans Ismael Pérez de Pedro. Al segundo premio de poesía en catalán del certamen de Sant Jordi en Sant Just Desvern, hay que añadir el segundo también en el de Mollet del Vallès, así como el primero en el concurso de cartas de amor celebrado en la localidad de Platja d’Aro y otro primer premio del certamen del centro cívico Torre Llobeta en Barcelona. Pero no acaba aquí la cosa; tras un fructífero mes de abril, Ismael viajó también a mediados de mayo hasta la localidad murciana de Lorca para recibir el segundo premio de poesía de uno de los certámenes nacionales más longevos del estado, el de la asociación de consumidores y usuarios, cuya entrega se celebró en el magnífico teatro Guerra de la ciudad.
 
Ismael quiere como siempre agradecer haber tenido como maestro al profesor de lengua y literatura Joaquín Mindán, y remarcar el apoyo que siempre le presta la revista El Delta Noticias, y espera poder seguir llevando el nombre de Viladecans por todos los rincones en los que la literatura tenga parada.
 
Enhorabuena.
Publicamos en nuestra revista el poema premiado en Mollet, un certamen que tenía como tema genérico el concepto de “una mirada”, y que lleva por título:
EL MAR TRAS LAS PESTAÑAS
Hay miradas que tienen
el brillo de la ausencia en las pupilas
y una pálida espuma en sus orillas,
como iris oceánicos
que rompen en las playas de sus párpados
la ola de una lágrima.
Hay miradas que llevan hilvanada
la nostalgia bajo una ojera malva
y buscan unos ojos en los que pernoctar,
en los que guarecerse
de la impía tormenta del olvido,
del frio que arrastra un corazón a la intemperie.
Miradas hay que son
del hielo que se forma en las arterias
cuando la vida nos deja un poco
más a oscuras, un poco
más desamparados, más huecos; solos.
Pero hay también miradas
que calan hasta el tuétano del corazón más seco,
que les cosen dos alas a los hombros del miedo
y lo echan a volar y lo mandan bien lejos;
miradas que adivinan el pin de las sonrisas,
que sonrojan mejillas, que colorean almas.
Hay miradas que son
de esas pieles que abrigan
cuando la vida es sabañón y escarcha,
y te restañan, y te reconcilian
con el breve milagro de existir.
Y hay miradas que son como la mía,
que te ve, como siempre,
(doblando por la esquina de estos versos
con mi nombre en tus labios
y el mar tras las pestañas)
llegar a este poema
que creas, como a mí, desde la nada.