Hay que despertar a los besos dormidos, dijiste, que el amor pide camino o se vuelve sueño que tiene su morir por la mañana.
Que no haya olvido para la memoria de los labios, para el olor a gel en la ducha, el aire denso de la habitación, las sábanas —transparentes sobre tu piel blanca— a una caricia de que todo se vuelva milagro.