LUNA  AZUL

LUNA AZUL

Sucede de vez en cuando, no muy a menudo, y suele pasarnos desapercibido, como muchos otros acontecimientos de enorme belleza que están a nuestro alrededor a diario y que ignoramos o, lo que es peor, devaluamos por su cotidianidad. El caso es que este mes de agosto tendrá dos lunas llenas, y la última será una de esas que se ven majestuosas y resplandecientes en el firmamento.

Estará en su perigeo el día treinta.

Levantar la vista se hace, a veces, un acto necesario. El rímel del sol retocará los contornos circulares selenitas y una luz azul bañará las miradas y las nostalgias, los recuerdos y los anhelos, el breve espacio en el que estemos contemplando la cúpula celeste.

Tal vez tratemos de localizar el norte guiados por alguna constelación, aunque sea simplemente para perderlo al sur de unos ojos que nos miren como alguien debió mirar por primera vez una estrella, o al este de unos labios que nos eclipsen la razón. Y si toca estar solos, pues mejor, inventen lo que quieran; ¿acaso hay algo real en la existencia?

Será un evento singular. La vida nos hace algunas veces espectadores de acontecimientos únicos. Y gratuitos, por impagables. De nosotros depende guardarlos en nuestros recuerdos. O en nuestros relocos. De cualquier modo, pasen y vean.

Ismael Pérez de Pedro