PECADO

PECADO

(Dedicado a Don F. G. Lorca). 
 
Entró un hombre con chaleco.
Elegante se ha citado. 
Sentándose en una mesa, 
con la noche se ha encontrado.
 
 
Espera a un bello galán, 
que casi huele a jazmines. 
Ya va entrando y se saludan, 
como dulces benjamines. 
 
Yo no sé por qué los miro, 
quizá una luz que me llama. 
Porque se miran distinto, 
algo advierto mientras hablan. 
 
Y ya voy adivinando, 
que sucede todo, y nada sucede. 
Como dos actores mudos, 
fingiendo que no se quieren. 
 
Que no hay deseo, 
más allá de una amistad. 
Que es el pecado más grande, 
que ellos se puedan amar. 
 
Shhh, cuidado con ese gesto,
a ver si se va a notar. 
Luego las habladurías, 
la traición vendrá a matar. 
 
Y desde este rincón pienso:
si me contaran su secreto... 
Pues yo los iba a abrazar, 
presentando mi respeto. 
 
Al tener ante mí, 
a dos héroes de la lucha. 
Valientes entre tinieblas, 
pues su carga es mucha. 
 
Yo les leo el pensamiento. 
Ellos gritan sin gritar, 
ellos besan sin besar. 
En esta sala cualquiera 
los podría abandonar. 
 
Como a perros entre el polvo. 
Como a traje sin planchar. 
Malditos todos aquellos, 
borrachos de autoridad. 
 
Pecado el amor. 
Bendita la guerra. 
En esta tierra sin piedad. 
 
Uno se acomoda el pelo, 
el otro está algo nervioso. 
Historia solo de ellos, 
como el cuento más hermoso. 
 
La fuerza de un vagabundo, 
que no deja de llorar. 
Se conforma con el pajarillo, 
que en su mano va a posar. 
 
Sé que pronto me retiro;
pero me gustó admirar, 
a dos flores floreciendo, 
entre el cemento voraz. 
 
L. Camino