PARECIDO RAZONABLE

PARECIDO RAZONABLE

Ella se ha levantado hoy con la idea de leer hasta hartarse, hasta no poder más, si eso es posible. Ha soñado con estanterías repletas de libros imperdibles hasta el techo, que se le brindaban encantados,

que saltaban de sus posiciones hasta sus manos, deseosos de ser hojeados, de ser leídos, de ser queridos.

Por eso, el sueño le ha conducido a una biblioteca. Una especial, en lo alto de una montaña desde la que las vistas son inolvidables. Subir hasta allí ha sido una mini odisea, entre cuestas y tramos de escaleras interminables, mecánicas y no mecánicas. Ahora piensa que, después de casi quedarse sin resuello y sudar por todos los poros, la ascensión ha merecido la pena del todo.

El perfil de parte de la ciudad amada es muy reconocible desde aquí. Nunca la había visto de esta forma, es otra perspectiva que se alegra de haber descubierto, no importa los años que han pasado desde que vive aquí. Se apoya con calma en la barandilla de la terraza de la cafetería unida a la biblioteca y se empapa de la panorámica. Los libros no van a irse: pueden esperar un poco más.

Al rato, una presencia se hace notar. Un hombre maduro se apoya también en la barandilla. Le recuerda a Juan Marsé, el escritor hecho a sí mismo, el autor de novelas como Si te dicen que caí o Últimas tardes con Teresa. El doble de Marsé le mira y sonríe con la que podría ser la mejor de sus sonrisas, estilo soñador.

—Me recuerdas a Teresa—  le dice el hombre. Ella responde:

—¿A qué Teresa se refiere, por favor? Ya que estamos, le confieso una cosa: usted me recuerda a un escritor de esta parte de la ciudad. Narró una historia que sucedía aquí, se hizo muy famosa e incluso acabó convirtiéndose en una película.

La carcajada de él ha podido oírse hasta el mar.

La mujer está a punto de enfadarse. ¿A qué viene tanta risa?, piensa. Y no sólo lo piensa: lo dice en voz alta.

—¿Qué es lo que le hace tanta gracia?

—Es que no soy parecido a él. “Soy” él.

 

Patricia Aliu

Escritora