Seis años, pero no se nos borra tu sonrisa

Pepi Venegas: Seis años, pero no se nos borra tu sonrisa

Publicado en el DELTA - Diciembre 2014
En memoria de nuestra amiga y compañera, Pepi Venegas
Al intentar escribir qué decirte no salen las palabras. Ronda una y otra vez un verso de Alberti cuando hablaba de una guerra que perdimos aunque muchos no estábamos allí: las palabras no sirven. Tú Pepi has librado otra guerra que también hemos perdido, aunque tampoco estábamos allí: l guerra cuerpo a cuerpo con el cáncer, con el alien que crece dentro. Una guerra que quien la sufre está sola ante su enemigo, por mucho que intentemos hacerle compañía. Y ahora no sabemos qué decir cómo no sea recurrir a las palabras viejas que escribió Alberti en 1937, palabras viejas para el dolor nuevo que nos sangra.
Las palabras entonces no sirven, son palabras.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos
humaredas perdidas, neblinas estampadas,
¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.
Sentimos esta mañana heridas las palabras. No sirven, y quisiera evitar hablar, pero sé que a ti, Pepi, te gustaría que hablase y que en tu nombre le diese gracias a la vida, que te ha dado tanto. Te ha dado mucho más que la fecha de caducidad con poco más de dieciocho mil días para vivir. La vida te ha dado tu hijo, tu familia, tus amigas y amigos. Y tú, Pepi, caminabas por la vida y por la calle erguida y con la cabeza alta, con tu punta de orgullo y tu fragilidad de buena persona, solo apuntalados por una tozuda valentía. Cuando el dolor venía apretabas la boca, pero cuando se iba sonreías como si nunca te hubiera dolido.
En estos cuatro años, en estos jodidos y maravillosos cuatro años, tú no dejaste que la enfermedad te marcase la agenda ni te amargase la vida. En los días malos, cuando las ganas de vivir iban por un lado y el cuerpo por otro, colgabas fotos de preciosos amaneceres y atardeceres en el Facebook como un acto de rebeldía, para hacer saber a la enfermedad que en todo lo que dependía de ti nunca le pondrías las cosas fáciles.
Tú eras organizada y algunos de nosotros no. Nunca conseguiste que David y yo nos presentásemos en las reuniones con los deberes hechos del orden del día ni que levantásemos acta. Tu incansable organización parcheaba los agujeros que dejaba nuestro tozudo desorden. Si nos vieses ahora pensarías que lo hemos hecho bien, pero que lo habríamos hecho mejor si hubiéramos sido más organizados. Tu familia, tus amigos y amigas, tus compañeros y compañeras del ayuntamiento de Badalona y de Viladecans y tus vecinos de Torre Roja y Sant Jordi te lloran, y la gente de Iniciativa y EuiA somos peores sin ti.
Para quienes hemos tenido la suerte de vivir a tu lado estos más de cuatro años, desde la primera mala noticia hasta la última, cuando tu cuerpo te ha dicho, Pepi, yo no puedo más aquí me quedo, tenemos que decirte aunque ya no puedas oírnos que tus últimos cuatro años han sido ejemplares, han sido un canto a las ganas y a la alegría de vivir, desde la lucha. Luchando con la quimio y con el mazo dando contra los recortes en la sanidad, a favor de las ayudas sociales y en contra de los recortes en Educación como si te fuera la vida en ello. Has vivido en pie, aguantando a pulso la esperanza hasta el último suspiro. La enfermedad no te ha doblado las rodillas, para romperte ha tenido que usar su mala fuerza bruta.
No queremos despedirnos en pasado, sino con lo que te dijimos no hace todavía un mes. Palabras que escribíamos cuando te podíamos hablar en presente y no en pasado, como hoy, como esta mañana.
A veces nos sentimos acobardados e incapaces de contagiarte optimismo y eres tú quien nos lo contagias a nosotros desde esa mirada tranquila y enérgica que llevas puesta en los días duros. Sobretodo te queremos, pero no tenemos más remedio que admirarte porque tu pozo no se seca, siempre vas a lo hondo y llenas el cubo con el agua fresca de una sonrisa.
Ahora es de esas veces que nos sentimos acobardados, sin aquel agua fresca que ya no tenemos. Pero nos salen del alma dos palabras que parecen haber sido inventadas para ti: coraje y dignidad. El coraje y la dignidad que necesitamos tener nosotros para despedirte, amiga nuestra, compañera nuestra, nuestra Pepi Venegas.
 
Hasta siempre, compañera.
José Luis Atienza