CONVERSACIONES DE L’ANTIC CAFÈ V (CRUASÁN CON BALA)

CONVERSACIONES DE L’ANTIC CAFÈ V (CRUASÁN CON BALA)

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Algunos días coincido en el desayuno con un heterogéneo grupo de personas; los pacientes del sociosanitario, los del centro de salud mental, familiares de ambos, y clientes sin más que han decidido entrar a calentarse cuerpo y espíritu con un casi salvífico café, en esas horas tempranas y frías de finales de diciembre,

antes de seguir o comenzar con sus labores cotidianas. Tienen siempre el televisor conectado con el canal de información de 24 horas. Hoy, apenas unos días antes de navidad, mientras mojábamos el cruasán en leche caliente o untábamos de mermelada y mantequilla las tostadas, en pantalla plana de 50 pulgadas y no sé cuántos millones de píxeles veíamos cómo cientos de personas se abalanzaban en Gaza sobre uno de los escasos camiones de ayuda humanitaria (expresión que a estas alturas de mi existencia ya no sé si es oxímoron o redundancia) para hacerse con el contenido de alguno de los palets con garrafas de agua que transportaba. Triste estampa siempre, más en estas fechas y a escasos quilómetros de Belén y Jerusalén, a tiro de piedra o a disparo de misil.

Como suele suceder también en estos tiempos de amor y fraternidad (nótese la ironía) no han tardado en surgir, tanto entre los sesudos y omniscientes tertulianos del informativo como en el bar, los bandos; palabra ésta (bando) a la que cada vez tengo más aversión.

--El mundo está fatal –ha dicho Alberto, uno de los asiduos, mientras se liaba un cigarrillo, impaciente por ir a encenderlo.

Luego, mientras le ponía la boquilla y como si de una epifanía se tratase, ha querido rectificar y ha dicho, señalando el televisor y mirándonos a nosotros, que el mundo estaba bien, que los ríos no disparan ni las montañas bombardean a nadie, que somos las personas las que hacemos todas esas cosas obedeciendo a otros que dan la orden de matar por motivos que, a él, personalmente, se le escapaban. Pero a ellos, ha añadido, les llaman líderes y a mí, loco.

Y él ha salido a fumar. Y yo creo que es lo más cuerdo que he escuchado en mucho tiempo.

Ismael Pérez de Pedro.

Poeta.