Aquel que sea ligero a la hora de adjudicarse un juicio.
Aquel que supero los infiernos y ahora tenga que aguantar afilados ánimos.
Aquel que se tache sin preguntarse un por que.
Aquel que mire con cristal oscuro al horizonte.
Aquel que tire clavos al suelo para pasar descalzo después.
Aquel que se arranque las plumas de sus alas.
Aquel que arroje agua a su propio fuego.
Aquel que llene sus ropas de arapientos.
Aquel que se meta el barro en las entrañas.
Aquel que utilice el No en todos los Si. Aquel que llene su cerebro de podredumbre.
Aquel que nunca se cree a el mismo. Aquel que se mueva sin dirección.
Aquel que descienda al olvido.
Será como un canto sin voz.
Como un te quiero sin verdad.
Como un beso traicionero.
Como la sal en el café.
Como un vuelo accidentado.
Como un Dios desesperado.
Como un mar deshidratado.
Como un sol apagado.
Este cuento no ha acabado.
Oyeme...
Despierta a tus voluntades.
Y si ves luz al otro lado de la niebla, agárrale la mano.
No seas tan necio de desperdiciar tu amor innato.
El tiempo que se te ha dado.
La valía tú eres.
La valía eres tú.
Lidia Camino